Evaluar en Bachillerato ¿me ayudas?

En la el aprendizaje centrado en las competencias lo que se ha de evaluar es la capacidad que tiene el alumnado de rescatar de la memoria determinados conocimientos conceptuales, activarlos y utilizarlos para resolver una situación o problema concreto en lo que podríamos considerar un simulacro de realidad.

Algunas metodologías de trabajo que pueden ayudar a esta puesta en escena de las habilidades de pensamiento superior son:

• TBL para el desarrollo del pensamiento crítico : análisis (comparaciones, clasificaciones, relación entre las partes y el todo), síntesis y aplicación.
• ABP y DESIGN THINKING para el desarrollo del pensamiento creativo: aplicación, creación y evaluación como análisis crítico para la mejora por medio de la repetición cíclica. Estas dos metodologías lo que nos permiten es el trabajo cooperativo, el contraste de ideas y la mejora a partir de una comunidad de aprendizaje

En el trabajo en el aula muchas de estas actividades de aprendizaje que diseñamos los y las docentes son simulacros de situaciones o problemas conectados con la realidad y cuya resolución el alumnado deber concretar por medio de una producción que puede ser escrita, oral o audiovisual, y que, a la hora de evaluar el aprendizaje, encajaremos en la categoría de evidencia.
Estas actividades, que forman parte del proceso de evaluación formativa:

• Se resuelven en un periodo de tiempo más o menos largo, que atraviesa diferentes fases.
• El alumnado más que basarse en la memoria para el rescate de conceptos, realiza un trabajo de investigación que le permite ir avanzando en la desinfección del problema.
• El trabajo se desarrolla en equipos heterogéneos (comunidades de aprendizaje) en las que la solución al problema se encuentra de forma colaborativa o/y cooperativa.

Cuando estas actividades se trasladan a un entorno de evaluación cuyo objetivo es la acreditación de la(s) competencia(s) (evaluación sumativa), y se realizan al final de la secundaria y en bachillerato la tendencia es a traducirlos a pruebas escritas (exámenes) que harán las veces de evidencia.

En muchas de estas actividades de evaluación, el alumnado tiene que resolver los mismos problemas (o muy similares) que ha resuelto a lo largo del periodo formativo, pero lo ha de hacer en un contexto hostil:

• Tiene un margen concreto, y normalmente muy corto, de tiempo que no pude superar.
• Está obligado a hacer uso de su memoria semántica y rescatar los conocimientos más abstractos (conceptuales) exclusivamente d su memoria.
• Se enfrenta a estos simulacros en la más absoluta soledad, sin posibilidad de contrastar con otras personas sus ideas o propuesta de solución.

Siendo la selectividad una prueba de este tipo a realizar en un periodo de tiempo muy breve (90 minutos) muchos docentes de bachillerato se decantan por reducir el valor de la evaluación formativa que se desarrolla en entornos seguros (y creativos) y centrar el peso de la calificación en una prueba escrita similar a la que el alumnado realizará a final de curso. Esta práctica está muy extendida entre el profesorado que el último curso de bachillerato se dedicada al entrenamiento, al adiestramiento del alumnado en la realización de exámenes.

Es decir, gran parte del tiempo de aprendizaje en este nivel (y a veces en los dos o tres cursos que le preceden) se dedica a que el alumnado se entrene en la superación de la prueba y se terminan obviando todos los demás objetivos de aprendizaje que el papel aguanta sin problemas, pero que las exigencias sociales de acreditación e incluso de consecución de una determinada calificación diluyen.

Como docente de bachillerato durante muchos años y jefe de estudios en la actualidad, este tema me preocupa sobremanera, por lo que he iniciado una búsqueda de alternativas o buenas prácticas que me permitan descubrir otras formas de hacer y me abran el horizonte de la evaluación de las competencias en bachillerato.

¿Me ayudas?