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Keep calm and... Educación lenta




"A la gente le cuesta mucho entender lo diferente. Muchas veces no saben cómo tratarme”. Esta frase, y esta impresionante  charla TED de Constanza Orbáiz lleva rondando varios días por mi caótica y disruptiva mente. Quizás la reflexión que viene a continuación se aleja de lo "esperable" tras escuchar a una psicopedagoga que, como ella misma narra, ha luchado toda su vida por ser reconocida en su diferencia y sacar adelante un proyecto con el que difunde su mirada sobre la discapacidad. Pero, esta es mi mente y aquí es a dónde me han traído mis traviesas conexiones sinápticas.
"A la gente le cuesta mucho entender lo diferente" dice Constanza, pero esta vez lo diferente, lo raro, también a nosotros nos ha llegado sin avisar y sin mandar un whastapp para decirnos "prepárate, llego en cinco". Esta vez, lo diferente, y quiero hablar  solo de educación, nos mantiene a la gran mayoría de docentes dentro de nuestras casas en el cuarto día de un encierro que se promete largo. Y nuestra vida y nuestra profesión está patas arriba. La frontera entre nuestros horarios de trabajo y los tiempos de descanso han desaparecido. Las actividades de ocio las tenemos que realizar en el mismo lugar en el que atendemos a nuestro alumnado y quienes ya teníamos dificultades para separar actividades profesionales  de las actividades de tiempo libre, nos hemos volcado a hacer lo que siempre hemos hecho en las redes: compartir, compartir, compartir.

Observo asombrada, y creo que un poco sobrepasada por la situación, cómo, desde el pasado viernes, muchos docentes que forman parte del que considero mi gran claustro virtual se han lanzado en un impresionante ejercicio de solidaridad a compartir sus conocimientos, consejos y materiales en varios grupos en twitter, faceboock y telegram. Todos queremos aportar nuestro granito de arena en esta situación de alarma y con nuestra mejor intención hemos abierto y utilizado los canales de comunicación disponibles. Pero en ese aporte bienintencionado, tengo la sensación de que hemos caído en una hiperactividad que lejos de ayudarnos a enfrentar la situación con calma, puede llevarnos a un estado de "alarma educativa" que arrastre también a nuestro alumnado.

Porque como  dice Constanza "¿Y la persona? ¿la miraron?" nos pregunta Constanza. Y ese interrogante martillea mi mente cuando observo con tristeza y preocupación a mi hija, encerrada a sus quince años en casa, colgada de un ordenador y conectada en una videoconferencia casi permanente con sus compañeras de clase, tratando de resolver las "tareas" que sus profesores y profesoras le han colgado en la plataforma.

"Siempre funciona la mirada puesta en lo que se puede. Porque sobre lo que no se puede, no se puede construir nada, se cae."  Por eso, si como Constanza nos dice con su tranquila sabiduría no ponemos la mirada sobre lo que nuestros niños y niñas en su diversidad, lo que nuestros adolescentes en sus capacidades distintas pueden asumir en una situación excepcional como la que estamos viviendo, todo lo que hagamos a lo largo de estas semanas caerá en saco roto.

Necesitamos recobrar la calma Todos los expertos nos están diciendo que se acercan tiempos difíciles. Van a ser unas cuantas semanas que van a marcar el futuro de nuestro alumnado. Tenemos una oportunidad de oro para recuperar el gusto por la vida y el aprendizaje cada quien a su ritmo, proponiendo experiencias más pausadas de las que, seguro, la diversidad saldrá ganadora. Aprovechemos la ocasión.

* He escrito este texto de reflexión como parte de las actividades a realizar en el curso tutorizado del INFEF Diseño Universal de Aprendizaje creado y coordinado por Coral Elizondo.

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