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Cultura de pensamiento y Visual Thinking


En un artículo anterior tratamos de ofrecer algunas pistas que pudieran ser de utilidad para entender la situación actual de la práctica del Visual Thinking (VT) como herramienta cognitiva en el contexto escolar. En esta ocasión analizaremos la relación que el VT tiene con los métodos de pensamiento desarrollados por los investigadores del proyecto Zero de Harvard aunque seguiremos defendiendo que no podemos considerar su práctica como una metodología educativa ya que, hasta el momento, no tenemos noción de la existencia de investigaciones científicas que hayan analizado de forma teórica su utilización como una estrategia organizada para el aprendizaje.
El Visible Thinking y la cultura de pensamiento
A pesar de que pensar es una actividad que los seres humanos realizamos de forma natural, sin que nadie nos enseñe, muchas de las decisiones que las personas tomamos en nuestro día a día son una respuesta mecánica a situaciones que se repiten. A pesar de que esta forma de actuar nos permite ahorrar tiempo y esfuerzo mental, hay ocasiones en las que frente a una situación compleja nos dejamos llevar por esta inercia que Robert Swartz ha identificado como vicios de pensamiento: la prisa, los prejuicios, la confusión y el desorden. Si esto nos sucede a las personas que guiamos los procesos de aprendizaje, es muy probable que traslademos esta falta de organización y superficialidad del pensamiento al planteamiento de las tareas de aprendizaje que proponemos a nuestro alumnado.
Los investigadores del Proyecto Zero de Harvard, se refieren a la taxonomía de Bloom y la modulan planteando que los procesos de pensamiento no suceden en una secuencia perfecta que necesita la comprensión de cualquier concepto o información compleja previo a procesos de pensamiento más complejos como son la aplicación, el análisis, la evaluación y la creación. Para estos autores, comprender es el resultado de todo un proceso que de forma desordenada, compleja, dinámica e interconectada. Para que este proceso sea eficaz es necesario desarrollar una serie de hábitos que permitan a las personas realizar determinadas acciones de forma autónoma y reflexiva y así tomar decisiones, argumentar, planificar, etc.
Las investigaciones realizadas por este equipo de investigación de la Harvard Graduate School of Education, han descubierto que la mayoría de personas no han desarrollado hábitos de pensamiento relacionados con la persistencia, el control de la impulsividad, la búsqueda de la precisión, la comunicación clara, o la escucha empática entre otros. También han descubierto que cuestionar las evidencias, ir más allá de lo obvio, ver el lado oculto de una información, o pensar diferente son habilidades de pensamiento que no se desarrollan de forma espontánea sino que requieren de un entrenamiento.
Para estos investigadores de la Cultura de pensamiento, existen diversas maneras de entrenar el pensamiento, pero todas pasan por darle forma y hacerlo visible. La tarea de organizar los procesos mentales se enfrenta a partir de una serie de preguntas ordenadas que obligan a los estudiantes a profundizar en los temas o conceptos que se quieren aprender para darles forma por medio de la palabra. Es en el desarrollo y el planteamiento del proceso en donde surgen las diferencias y cada uno de ellos propone su propia clasificación y terminología.
Así, David Perkins define las rutinas de pensamiento como una serie de estrategias cognitivas útiles para desarrollar una cultura que profundiza y cuestiona cualquier contenido. Estas estrategias se articulan en torno a seis tipos de pensamiento:
  • observar con detalle y descubrir patrones,
  • explicar e interpretar
  • razonar a partir de las evidencias,
  • conectar,
  • analizar diferentes puntos de vista y perspectivas
  • captar lo esencial para llegar a conclusiones.
Estas estrategias se transforman en preguntas o afirmaciones abiertas que vertebran una serie de actividades rutinarias que se conforman como el motor de pensamiento y, que con el tiempo y el entrenamiento, son integradas y utilizadas de forma autónoma por cualquier persona.
Por su parte, Robert Swartz utiliza la terminología destrezas de pensamiento para hablar de los procesos mentales que permiten a las personas desarrollar la capacidad de toma de decisión y la resolución de problemas. Para este autor existen tres tipos de pensamiento
  • Pensamiento analítico
  • Pensamiento creativo
  • Pensamiento crítico
Swartz diseña un método que se divide en tres fases y defiende su “infusión” en todas las áreas de conocimiento con el objetivo de integrar la enseñanza explícita de destrezas de pensamiento con los contenidos que se han de enseñar. En la primera fase se activa la atención por medio de un mapa o estrategia de pensamiento. En la segunda se utiliza un organizador gráfico que facilita la profundización organizada en el contenido con el objetivo de llegar a una conclusión. En la última fase, la de la metacognición, se propone una reflexión sobre el proceso de pensamiento desarrollado con el objetivo de lograr la transferibilidad del mismo a otras situaciones.
De entre las propuestas de los investigadores del Proyecto Zero existe un método de pensamiento, el del Visual Thinking Strategies propuesto por Abigail Housen, que se basa en el uso de imágenes para detonar procesos de pensamiento. Este método, utilizado en diferentes museos y escuelas del mundo, es una herramienta para el aprendizaje, pero se centra exclusivamente en el uso de imágenes artísticas para generar procesos reflexivos.
Al igual que los autores anteriores la estrategia se plantea en tres fases: la observación, el descubrimiento y el significado de una obra de arte, que no es en sí el objeto de estudio, sino un elemento mediador que permite la reflexión. No se trata, por tanto, de aprender sobre el arte, sino utilizar imágenes del arte para aprender a pensar y a comunicar.
Aprender a pensar con el VT
El VT es una herramienta de pensamiento que puede facilitar la comprensión, el análisis y la síntesis de información. Aunque copiar un dibujo es algo relativamente fácil de hacer, lo difícil (por no decir imposible) es transformar un concepto o una idea en un dibujo si éste no se ha entendido previamente. En línea con lo que plantean los investigadores de Harvard, la representación gráfica de determinados contenidos obliga a una revisión pausada y, por tanto, profunda de la información que se pretende dibujar.
La estructuración de los procesos de pensamiento y su representación en lo que denominamos mapas visuales requiere de un proceso de reflexión que permite hacer visible la “forma” en que cada persona organiza sus pensamientos. Así, un concepto que para una persona se puede representar con una circunferencia para otra puede ser entendida como un cuadrado. Y cuanto más se acerque la estructura de un concepto o conjunto de conceptos al esquema mental de una persona, cuanto más cerca se encuentre de la forma que ésta entiende determinada información, más fácil será su adquisición, y, por tanto, su retención y su posterior transferencia.
De esta manera, si proponemos al alumnado ejercicios de “traducción visual” de conceptos, desde los más sencillos hasta los más complejos, podremos generar una rutina con la que ir entrenando el pensamiento profundo del alumnado. Este es uno de los puntos de confluencia entre el Visible Thinking y el VT ya que en el caso de algunas de las rutinas y destrezas que proponen los investigadores del Proyecto Zero, en determinados niveles educativos, resulta mucho más sencillo expresar las ideas mediante el dibujo que utilizando la palabra escrita. Y así, el VT contribuirá a la identificación, la asimilación y la recuperación de los patrones gráficos en los que se estructura el pensamiento.
Esta forma de plantear el entrenamiento en las estrategias de profundización del pensamiento utilizando las herramientas visuales para desarrollar conocimiento, tiene mucho que ver con la manera en la que Dan Roam propone organizar el proceso de VT:
  • Fase 1: Mirar, recopilar y seleccionar
  • Fase 2: Ver, seleccionar y agrupar
  • Fase 3: Imaginar, ver lo que no está presente
  • Fase 4: Mostrar y dar claridad a todo
La integración del VT en los procesos de aprendizaje nos da la oportunidad de ofrecer al alumnado una forma diferente de hacer visible su pensamiento. Por medio de la utilización del lenguaje visual como un instrumento con el que generar conocimiento, los mapas visuales se convierten en evidencias de lo que los y las estudiantes saben sobre un proceso o un contenido en concreto. Esto, además de permitirnos descubrir las concepciones erróneas que se han podido generar en el proceso de aprendizaje, nos facilita la información que necesitamos para construir el andamiaje cognitivo que el alumnado necesita para seguir avanzando en el aprendizaje. Si los y las docentes somos capaces de generar oportunidades que lleven al estudiante a su zona de desarrollo próximo, les podremos proporcionar la ayuda que necesiten en cada momento.
Visual Thinking para aprender
Cuando analizamos el uso del VT en educación observamos que el uso de imágenes y dibujos es algo habitual en las etapas iniciales de la formación reglada. No debemos olvidar que al inicio de su recorrido escolar los niños y niñas no saben leer por lo que imágenes y dibujos son utilizados tanto como medio de representación así como herramienta para la acción y expresión de los aprendizajes. Pero a medida de que avanzamos en el recorrido académico, el lenguaje escrito va dejando en un segundo plano a la imagen, y su uso se reduce a la mera ilustración de los contenidos textuales.
A día de hoy son muchos los docentes de niveles medios e incluso superiores que se han animado a incorporar el VT en sus aulas no tanto como material de apoyo de realización propia, práctica que siempre ha existido en el mundo educativo, sino como herramienta para que el alumnado desarrolle su propio aprendizaje. En este sentido, empieza a ser necesario determinar una estrategia o proceso que permita a quienes se inician en el VT estructurar los procesos de conocimiento en una serie de pasos fáciles que se puedan realizar de forma bien individual, bien colectiva.
Este ha sido el fin con el que es su momento diseñamos el “Canva para la realización de un mapa Visual Thinking” y recientemente hemos reordenado de forma gráfica las cuatro fases que Roam menciona:
  • Mirar lo que nos rodea, con el objetivo de recoger las ideas claves de la información que queremos mapear planteando preguntas constructivas que motiven el interés por la información que se va a explorar: ¿qué ves?, ¿qué reconoces?, ¿qué te resulta confuso?, ¿qué echas en falta?
  • Ver de forma más detallada, seleccionando las ideas básicas e identificando los patrones que pueden organizar la información. Las preguntas relacionadas con esta acción son: ¿qué sabías sobre este tema?, ¿qué palabras clave o ideas destacas?, ¿cómo las dibujas? ¿qué patrón o esquema visual puedes utilizar para representar de forma organizada el conjunto?
  • Imaginar para reorganizar la información y que las ideas nuevas surjan a partir de preguntas como: ¿qué otras formas hay de organizar lo que ves?, ¿cómo encaja esto en lo que ya sabías? ¿qué estructura reconocible puedes utilizar para representar la información?
  • Mostrar para cerrar el proceso con un mapa visual creado con dibujos simples y textos cortos que responden a las preguntas: ¿cuál es la forma más adecuada de representar visualmente tu idea? y ¿qué elementos has de utilizar en el mapa visual para representar la información más importante.
El uso de este canva no ha de entenderse como un ejercicio de ajuste del pensamiento individual a una plantilla previamente establecida, sino como un marco de pensamiento que se ha de emplear a modo de preguntas cuyo objetivo es la profundización en el conocimiento por medio de las herramientas relacionadas con el lenguaje visual.
La integración de esta rutina (MVIM) en las diferentes actividades o los proyectos que se desarrollan en el aula proporcionará al estudiante un entrenamiento imprescindible para la profundización en sus propios procesos de pensamiento, en la capacidad de ajustar las nuevas informaciones a sus conocimientos previos y, cuando se realizan de forma colaborativa, permiten el contraste entre formas diferentes de acceso a los contenidos abriendo ventanas de oportunidad para desarrollar el aprendizaje entre iguales.

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