La primera vez que tuve que encender y trabajar en un ordenador sentí verdadero miedo. Recuerdo que pensé que si pulsaba la tecla equivocada todo lo que estaba dentro de aquella caja con pantalla de cristal podía estropearse. Han pasado ya bastantes años de aquello y aunque mi ingenuidad de aquel momento hoy me hace sonreír, la sensación de no tener el control de la máquina me acompañó durante largo tiempo.
Esta vieja anécdota se ha hecho presente en mi mente al tiempo que escuchaba las intervenciones de Manuel Area, Mercedes Ruiz, Elisa Piñero y Francisco León en el webinar organizado dentro del MOOC "Enseñar y evaluar la competencia digital" organizado por el INTEF y se ha convertido en el hilván que ha unido mis pensamientos a la hora de contestar a la primera gran pregunta del curso: ¿Qué significa ser un ciudadano culto y autónomo en la sociedad digital?
Me presento
Mi nombre es Garbiñe y soy profesora de Bachillerato. Hace diecisiete años que estoy relacionada con el mundo de la educación en el que he trabajado en diferentes países, entornos y niveles. Llegué a esta profesión un poco por accidente pero me quedé porque descubrí en él mi pasión. Aprender a acompañar a personas jóvenes en su propio proceso de aprendizaje se ha vuelto mi principal reto y me ha llevado a leer sobre educación, a participar en diversas formaciones, a compartir descubrimientos con otras personas y desde que perdí el miedo a "equivocarme de tecla" a participar de forma cada vez más activa en el enorme claustro virtual que nos ofrece la red.
La ciudadanía en la sociedad digital
Además de profesora, soy parte de una generación que Marc Prensky clasificó como de inmigrantes digitales; pero me gusta más pensarme, tal y como establece David Withe, como una residente digital que vive la web como un espacio de aprendizaje continuo e infinito. Este teórico organiza a los usuarios de internet en visitantes y residente, dependiendo más del contexto y las motivaciones de los usuarios que de la edad o la experiencia que tengan. En mi caso, el transito de visitante a residente lo he dado impulsada por el "sonrojo docente" al que se refería Mercedes Ruiz en el webinar, y motivada y acompañada por un grupo, cada vez más grande, de docentes que implicados con el cambio educativo he conocido gracias a las redes sociales.
Así las cosas, en este tiempo en el que el planeta se está llenando de residentes digitales conectados entre sí y que aprenden unos de otros gracias la redes sociales, si se lanza la pregunta ¿qué significa ser un ciudadano culto y autónomo en la sociedad digital? las respuestas que vamos a obtener van a ser tan diversas como diversos somos los participantes en este MOOC. Así, algunas personas acudirán a la RAE en busca de luces, otras partirán de la comparación entre la Escuela del SXX y la del SXXI, habrá también quien utilice metáforas como la de una pieza de ganchillo colaborativo, o quien se centre en la escuela como lugar de aprendizaje de la cultura y la autonomía.
En mi caso, cuando pienso en un ciudadano digital culto y autónomo pienso en mis alumnos y sus dificultades para asumir el error como fuente de aprendizaje. "Perder el miedo a equivocarse de tecla" es un primer paso, imprescindible para que cualquier persona comience a buscar soluciones a los retos que la sociedad líquida le plantea. Una vez que el temor al equívoco deje de ser una emoción paralizante y los ciudadanos asumamos que en el error está el aprendizaje estaremos mucho más preparados para hacer frente a todos los cambios con los que nos vamos a encontrar en esta sociedad digital en beta permanente. Si además de ello somos capaces de romper el binomio que asocia error a fracaso y como guinda nos aliamos con otras personas que también aprenden equivocándose, esta sociedad digital crecerá no solo en cultura y autonomía sino también en humanidad y emoción.
¿Nos equivocamos juntos?
Esta vieja anécdota se ha hecho presente en mi mente al tiempo que escuchaba las intervenciones de Manuel Area, Mercedes Ruiz, Elisa Piñero y Francisco León en el webinar organizado dentro del MOOC "Enseñar y evaluar la competencia digital" organizado por el INTEF y se ha convertido en el hilván que ha unido mis pensamientos a la hora de contestar a la primera gran pregunta del curso: ¿Qué significa ser un ciudadano culto y autónomo en la sociedad digital?
Me presento
Mi nombre es Garbiñe y soy profesora de Bachillerato. Hace diecisiete años que estoy relacionada con el mundo de la educación en el que he trabajado en diferentes países, entornos y niveles. Llegué a esta profesión un poco por accidente pero me quedé porque descubrí en él mi pasión. Aprender a acompañar a personas jóvenes en su propio proceso de aprendizaje se ha vuelto mi principal reto y me ha llevado a leer sobre educación, a participar en diversas formaciones, a compartir descubrimientos con otras personas y desde que perdí el miedo a "equivocarme de tecla" a participar de forma cada vez más activa en el enorme claustro virtual que nos ofrece la red.
La ciudadanía en la sociedad digital
Además de profesora, soy parte de una generación que Marc Prensky clasificó como de inmigrantes digitales; pero me gusta más pensarme, tal y como establece David Withe, como una residente digital que vive la web como un espacio de aprendizaje continuo e infinito. Este teórico organiza a los usuarios de internet en visitantes y residente, dependiendo más del contexto y las motivaciones de los usuarios que de la edad o la experiencia que tengan. En mi caso, el transito de visitante a residente lo he dado impulsada por el "sonrojo docente" al que se refería Mercedes Ruiz en el webinar, y motivada y acompañada por un grupo, cada vez más grande, de docentes que implicados con el cambio educativo he conocido gracias a las redes sociales.
Así las cosas, en este tiempo en el que el planeta se está llenando de residentes digitales conectados entre sí y que aprenden unos de otros gracias la redes sociales, si se lanza la pregunta ¿qué significa ser un ciudadano culto y autónomo en la sociedad digital? las respuestas que vamos a obtener van a ser tan diversas como diversos somos los participantes en este MOOC. Así, algunas personas acudirán a la RAE en busca de luces, otras partirán de la comparación entre la Escuela del SXX y la del SXXI, habrá también quien utilice metáforas como la de una pieza de ganchillo colaborativo, o quien se centre en la escuela como lugar de aprendizaje de la cultura y la autonomía.
En mi caso, cuando pienso en un ciudadano digital culto y autónomo pienso en mis alumnos y sus dificultades para asumir el error como fuente de aprendizaje. "Perder el miedo a equivocarse de tecla" es un primer paso, imprescindible para que cualquier persona comience a buscar soluciones a los retos que la sociedad líquida le plantea. Una vez que el temor al equívoco deje de ser una emoción paralizante y los ciudadanos asumamos que en el error está el aprendizaje estaremos mucho más preparados para hacer frente a todos los cambios con los que nos vamos a encontrar en esta sociedad digital en beta permanente. Si además de ello somos capaces de romper el binomio que asocia error a fracaso y como guinda nos aliamos con otras personas que también aprenden equivocándose, esta sociedad digital crecerá no solo en cultura y autonomía sino también en humanidad y emoción.
¿Nos equivocamos juntos?
Felicidades por la entrada, Garbiñe. He dado algunos cursos de formación en TIC a otros compañeros y compañeras y siempre me ha parecido fundamental que venzan ese "bloqueo inicial" a pensar que pueden liarla o "romper algo". El error es una clave fundamental y, en este mundo digital, todos nos hemos equivocado una y mil veces.
ResponderEliminarAsí es Alberto. Recuperemos todo el valor del dicho "De los errores se aprende".Asumir el error como parte necesaria del proceso es fundamental y si el aprendizaje digital, por sus propias particularidades, permite que los docentes lo asumamos e integremos en nuestras prácticas, la forma de entender y hacer educación cambiará de raíz.
EliminarExcelente entrada!!!!! Gracias por tu aportación tan clara y precisa.
ResponderEliminarSaludos desde Argentina