Me encantan los retos creativos. Me gusta mucho participar en ellos y más me gusta si se prolongan en el tiempo porque me mantienen activa y alerta. Para mí son como una gimnasia mental. Mi historia de amor con los retos no es nueva. En 2015 tuve un primer encuentro con una actividad de este tipo cuando a lo largo de tres meses me impuse la rutina de publicar cada mañana un #micropensamiento . Se trataba de crear a diario un juego de palabras que a modo de pequeños pensamientos recogieran mis principales experiencias, vivencias o sentimientos del día anterior. Entre algunas ideas interesantes que se me ocurrieron en aquel momento se encuentra el nombre del proyecto " No me cuentes historias... ¡Dibujamelas!" que unos meses después lanzamos junto con Ramón Besonías y que formó parte de los inicios del interesante movimiento que se ha dado a nivel educativo en torno al mundo del visual Thiking. Ese mismo año, en abril, tuve un pequeño escarceo con un reto personal que me auto