La idea surgió a partir de la lectura en tutoría de algunos de los capítulos de Wonder, como modo de participación en el proyecto colaborativo propuesto para este curso por Mercedes Ruíz : por qué no trabajar a partir de los rostros de cada uno de los alumnos jugando con las formas y colores y así cuestionar, de forma indirecta, ese ideal de belleza hegemónico en el mundo del arte, centrado en la réplica exacta de la realidad. Con esta idea como motor del proyecto, junto con mi compañera de la asignatura Educación Plástica y Audiovisual en el Colegio Jesús María de Bilbao pedimos a los alumnos que se autorretrataran en una secuencia de mínimo 12 fotografías en las que representaran la emoción que cada quien considerara. A partir de cada una de esas fotos los alumnos debían calcar el contorno de las formas e intervenir las imágenes, utilizando para ello los elementos fundamentales del lenguaje visual (punto, línea, plano y textura) y diversas técnicas gráficas (finalmente la presión